31 octubre 2010

¡Comida del futuro!

Todos los años conocemos cifras alarmantes de muertes de personas por hambre en los países mas pobres que no disponen de tierras fértiles ni tecnología que les permita cultivar  alimento. Desde 1983 cuando se  produjo la primera planta transgénica y en 1994 se aprobó la comercialización del primer alimento modificado genéticamente, a los cuales se denominaron alimentos transgénicos.
Pero, ¿Que es un transgénico?. Son alimentos que fueron producidos a partir de un organismo modificado genéticamente mediante ingeniería genética. Dicho de otra forma, es aquel alimento obtenido de un organismo al cual le han incorporado genes de otro para producir una característica deseada.

Beneficios:
Mediante ingeniería genética se buscan el incremento de la productividad (por ejemplo, mediante una resistencia mejorada a las plagas), así como la introducción de características de calidad nuevas. Por ejemplo, el más empleado es producir la resistencia a herbecidas, puesto que de este modo es posible emplearlos afectando sólo a la flora ajena al cultivo. Las ventajas de este método suponen un menor uso de insecticidas en los campos sembrados con estas variedades.
La introducción de genes que provocan el desarrollo de resistentes a uno o varios órdenes de insectos ha sido un elemento común a muchas de las variedades patentadas.

Polémica:
En varios países del mundo han surgido grupos opuestos a los organismos genéticamente modificados, formados principalmente por ecologistas, asociaciones de derechos del consumidor, algunos científicos y políticos, los cuales exigen el etiquetaje de estos, por sus preocupaciones sobre seguridad alimentaría, impactos ambientales, cambios culturales y dependencias económicas. De este modo, surge la polémica derivada entre sopesar las ventajas e inconvenientes del proceso. Es decir: el impacto beneficioso en cuanto a economía, estado medioambiental del ecosistema aledaño al cultivo y en la salud del agricultor,. Existen dudas respecto a la posible aparición de alergias, cambios en el perfil nutricional, dilución del acervo genético y difusión de resistencias a antibióticos.
La Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) por su parte indica que los transgénicos  son utilizados con finalidad de alimentación. Hasta la fecha, los países en los que se han introducido cultivos transgénicos en los campos no han observado daños notables para la salud o el medio ambiente. Además, los granjeros usan menos pesticida, reduciendo así la contaminación de los suministros de agua y los daños sobre la salud de los trabajadores, permitiendo también la vuelta a los campos de los insectos benéficos. Sin embargo, que no se hayan observado efectos negativos no significa que no puedan suceder. Los científicos piden una prudente valoración caso a caso de cada producto o proceso antes de su difusión, para afrontar las preocupaciones legítimas de seguridad.

Cultivos Genéticamente modificados
Maíz: resistencia a insectos y tolerancia a herbicidas. Aprobación en Argentina, Canadá, Sudáfrica, Estados Unidos y Unión Europea. Se espera que el maíz tolerante a sequía esté disponible y se difunda en Estados Unidos en 2012 y en la África Subsahariana en 2017.
Arroz: que tolera la sequía han sido identificados como las tecnologías que impulsarán la futura adopción de cultivos transgénicos. La aprobación de China del arroz resistente a insectos probablemente estimule el rápido desarrollo de nuevas variedades transgénicas de arroz en otros países.
Soja: tolerancia a herbicidas. Aprobación en Argentina, Canadá, Estados Unidos y Unión Europea (sólo para procesamiento).
Colza: tolerancia a herbicidas. Aprobación en Canadá y Estados Unidos
Achicoria: tolerancia a herbicidas. Aprobación en Unión Europea (sólo para reproducción).
Calabazas: resistencia a virus. Aprobación en Canadá y Estados Unidos.
Papa: resistencia a insectos y tolerancia a herbicidas. Aprobación en Canadá y Estados Unidos.
En 2009, 14 millones de agricultores cultivaron 134 millones de hectáreas de transgénicos en 25 países, un aumento respecto de los 13,3 millones de agricultores y 125 millones de hectáreas en 2008.
Vale la pena resaltar que 13 de los 14 millones de agricultores, o sea el 90%, fueron agricultores con escasos recursos de países en desarrollo.
Estados Unidos se situó a la cabeza mundial en cultivos transgénicos con 64,0 millones de hectáreas cultivadas. Le siguió Brasil (21,4 millones de hectáreas), Argentina (21,3 millones de hectáreas), India (8,4 millones de hectáreas), y Canadá (8,2 millones de hectáreas). Por su parte, la Unión Europea continúa en el vagón de cola en la apuesta por los transgénicos con solo seis países que sembraron 94.750 hectáreas.
España se consolida año tras años como la vanguardia europea, al cultivar en  el 2009 el 80 por ciento de todo el maíz transgénico de la Unión Europea. Casi el 22 por ciento del maíz sembrado en España está modificado genéticamente.
Y mientras el número de hectáreas crecen imparables la sociedad empieza a ver los beneficios de esta tecnología, que también es aplicada en animales como el salmón, al cual se manipula el gen que controlan la  hormona de crecimiento, que se activa con la luz, de modo que el pez crece sólo durante los meses soleados del verano. 
Las últimas encuestas de la propia Comisión Europea demuestran que la sociedad europea no rechaza los transgénicos: tres de cada cuatro europeos cree que la Unión Europea debería facilitar el acceso por parte de los agricultores a esta tecnología para que puedan aprovecharse de sus beneficios.
Para los especialistas toda tecnología nueva causa desconfianza. Se han estudiado mucho y no hay indicios de momento que puedan hacer daño a la salud y el ecosistema, así que al final nos alimentaremos de transgénicos.

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